El pasado 20 de abril se cumplieron 17 años de una de las grandes peleas que dio el boxeo catamarqueño: el primer enfrentamiento entre dos catamarqueños por un cetro nacional (Supergallo), Fabio Buyu Oliva vs Hugo Rafael Soto.
Crónica Diario El Ancasti
“Finalmente el choque de catamarqueños quedó en poder de Fabio Daniel «Buyú» Oliva (55,200) que, en la noche del sábado, despojó de la corona nacional Supergallo a Hugo Rafael Soto (55,150), en fallo dividido de los jueces. Dos de los jurados: Ramón Agüero (97,5-94) Y Ricardo Velázquez Baca (98-95) favorecieron al nuevo campeón, y el restante: Arturo Cabrera (97,5-97), se inclinó por «El Chueco».
De entrada, «Buyú» sorteó el factor psicológico en gran altura, porque la estruendosa ovación que recibió Soto al subir al ring, era capaz de tirar abajo hasta un edificio, pero a Oliva no lo afectó en nada.
Con una porción importante de gente en contra, el pupilo de Luis «Piji» Tapia tejió un plan estratégico impecable en su resolución. Desde el principio evidenció velocidad en el lanzamiento de golpes y en los desplazamientos, con salidas laterales constantes.
De esta manera, jamás le ofreció un blanco fijo a Soto y pegó en una proporción de 2 y hasta 3 golpes a 1 por asalto. Debe reconocerse, ciertamente, que sus impactos no eran de notoria contundencia, pero alcanzaban para sumar mínimamente en la consideración del jurado.
También marcó un punto de inflexión en la contienda al final de la vuelta inicial. A partir de un potente cross de derecha, «Buyú» sacó de línea al campeón, llevándolo incluso a recostarse contra las cuerdas. Allí, descargó una artillería de golpes impresionistas, pero poco efectivos, y sacó las primeras ventajas.
Oliva, en su condición de retador, contó con la ventaja de que el ex-campeón mundial salió a buscar la lucha, cuando la lógica hubiera sido todo lo contrario.
Esto se desveló claramente desde el segundo round. Soto asumió la iniciativa y se encargó de conducir las acciones, pero reveló lentitud y no pudo jamás achicar las distancias. Así, su poder de acción en el cuerpo a cuerpo moría sin respuestas.
A pesar de esto, el púgil de Jorge «Chano» Martínez repuntó una vuelta después -en el tercero- cuando alcanzó al «rey» Sudamericano en el rostro, primero con uppercut y luego con un cross. Esas manos presagiaban un cambio en el desarrollo, con un Soto invirtiendo roles. Pero no sucedió. «Buyú» no perdió nunca la postura. Empleó, a partir de este pequeño contratiempo, más asiduamente el jab de izquierda: Además apareció bien armado en su guardia y trabajó con pasmosa tranquilidad sobre la poca velocidad del campeón.
Los rounds se fueron sucediendo, pero la tesitura no variaba de rumbo.
Había pocos golpes y mientras uno buscaba infructuosamente sin éxito hacer valer la reciedumbre de su pegada -Soto-, el otro -Oliva-llevaba las acciones a un freezer- y cuando «El Chueco» lograba pegar, su adversario respondía duplicando los impactos.
En los asaltos finales, Soto apuró la decisión e intentó inclinar la puja de su lado. Quemó las naves, como se dice, y como un gran campeón que fue, dejó todo, pero no fue suficiente.»















